ASESORAMIENTO SEXOLÓGICO

La sexualidad es la forma en la que cada persona vive la condición de ser sexuada. Asume el modo en el que nos percibimos, sentimos y vivimos como seres sexuados, es decir, como hombres o como mujeres. Por tanto, hablar de sexualidad es poner atención a las vivencias y no centrarnos exclusivamente en aspectos anatómicos y fisiológicos. Mientras que el proceso de sexuación es un hecho compartido por toda la especie humana, la sexualidad es biográfica. Cada persona tiene una sexualidad única, inherente a sus experiencias, intereses y valores, así como a la forma de vivirse y expresarse.

El asesoramiento sexológico está dirigido a aquellas personas y parejas adultas que están viviendo dificultades relacionadas con la vida sexual, que presentan dudas sobre algún aspecto sobre la sexualidad o que encuentran insatisfactorias sus experiencias eróticas. Asimismo, esta modalidad de intervención sexológica también es una opción para aquellas personas o parejas que deseen ampliar sus conocimientos y habilidades con respecto a la erótica y la amatoria. Esto quiere decir que no es necesario tener un problema sexual para solicitar asesoramiento sexológico.

La clave del asesoramiento sexológico es que es no directivo y se centra en la persona. El objetivo, por tanto, no es ‘curar’ sino conocer, cultivar y desarrollar las posibilidades y capacidades de las personas en clave sexológica.

¿Cómo son las sesiones?

El asesoramiento sexológico se realiza de forma online, principalmente a través de Skype. Las sesiones son confidenciales. Los datos personales están sujetos a la ley de protección de datos.

Una vez conocida y analizada tu demanda, facilitaré una propuesta de intervención personalizada. Desde la primera sesión, tendrás tareas y ejercicios para hacer en casa. Los cambios no aparecen espontáneamente sino que necesitan de tu implicación personal. 

En este proceso, no existe un mínimo ni un máximo de sesiones. La duración dependerá de cada persona, dificultad y evolución. Se valorarán los cambios, obstáculos y avances de manera conjunta con el objetivo de adaptar la intervención o finalizarla. Si bien, la persona o pareja podrá abandonar la intervención cuando lo desee, avisándolo adecuadamente.

Opiniones y Comentarios de Pacientes

Álvaro
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Loola, es muy cercana y, desde el principio, disminuye enormemente la sensación de estar siendo evaluado a nivel clínico. Amplia disponibilidad horaria a la hora de ofrecer citas y mucha atención a través del correo electrónico. Me he sentido asesorado sexológicamente con cariño y humor, pero con seriedad y firmeza en los momentos necesarios. Lenguaje técnico y a la vez asequible. Experiencia muy positiva. No diría que repetiría, ¡pero únicamente porque implicaría que hay cuestiones que trabajar! Muy recomendable.
Emma
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Loola ha sido genial, cercana, empática y atenta. En ningún momento me he sentido juzgada sino siempre guiada y acompañada.
Gabriel y Eva
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No sentimos inmensamente agradecidos por su apoyo. Gracias a las sesiones nuestra relación de pareja es mucho más sana y positiva.
Rosa
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Se aprecia que Loola tiene un gran conocimiento y competencia. Valoré mucho su amplia formación para ponerme en sus manos, ¡y ha sido un acierto! Me ha transmitido mucha calidad profesional, pero también humanidad durante el proceso de asesoramiento sexológico.
Iván
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Fui con muchas dudas y sin embargo, fue muy liberador pedir cita. Te acoge, te escucha y te impulsa a construir una sexualidad más consciente, sana y sin estereotipos. He ganado en seguridad y en placer. Gracias, Loola.
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En el asesoramiento sexológico abordo las siguientes demandas:

Aunque se trata de una dificultad sexual, las mujeres con vaginismo presentan generalmente un funcionamiento normal de su respuesta sexual mediante la estimulación del clítoris. Es decir, son capaces de experimentar de forma satisfactoria todas las fases (deseo, excitación, lubricación y orgasmo). No obstante, el vaginismo puede ser muy limitante en las relaciones eróticas si lo que se desean son prácticas de penetración o si se ha tomado la decisión de tener un bebé.

En el vaginismo, la vagina se cierra ante una contracción involuntaria de los músculos que rodean el área de la vagina. Esto provoca que la penetración vaginal sea difícil e incluso imposible. Las causas del vaginismo pueden ser orgánicas (rigidez, tumores, himen escleroso…) o psicológicas (temor a las relaciones, una educación sexual prejuiciosa, el miedo al embarazo…). Por ello, antes de que contactes conmigo, te recomiendo que acudas a tu ginecólogo/a y que descartes que se trata de un problema orgánico. 

En el vaginismo cabe distinguir también entre el vaginismo primario (cuando nunca ha sido posible una penetración vaginal) y el vaginismo secundario (cuando sí hay experiencias previas de penetración vaginal). A veces, también puede ocurrir que el vaginismo se presente de distintas formas. Por ejemplo, que sea posible que una mujer se someta a una revisión ginecológica sin problema y, en cambio, presente dificultades en el ámbito erótico.

Si estás atravesando por alguna de estas situaciones y el motivo no es médico, es el momento de pedir ayuda sexológica. 

La ausencia del orgasmo a menudo provoca una vida erótica insatisfactoria. No se trata de casos puntuales, es decir, si se tienen orgasmos habitualmente y alguna vez no se llega a ese ‘estallido de placer’ no estamos hablando de anorgasmia.

En la mayoría de los casos, la anorgasmia tiene una causa psicológica, por ejemplo, falta de conocimiento sexual o desconocimiento del propio cuerpo. Aunque algunos fármacos pueden estimular la excitación en la mujer, no resultan del todo eficientes para la solución del problema. Es por ello que la intervención sexológica puede ser una alternativa adecuada para potenciar las actitudes erotofílicas, el autoconocimiento, la autoestimulación y el erotismo en pareja.

“No tengo ganas” es una expresión que puede definir muy bien este tipo de dificultad sexual. Cuando se experimenta falta de deseo muchas personas confiesan que los gestos que antes eran agradables y deseables ahora se perciben como una amenaza. Esto puede provocar malestar y ansiedad en quien lo sufre. Asimismo, es frecuente que llegue a afectar a la relación de pareja. De modo que, a la falta de ganas le sigue en algunas ocasiones el distanciamiento afectivo y el incremento de los conflictos en la relación. 

La falta de deseo sexual también se conoce bajo otros nombres: deseo sexual hipoactivo, falta de libido, apatía sexual, inapetencia sexual…El estrés, la rutina y/o los conflictos en la pareja, la ingesta de algunos medicamentos, la falta de tiempo, el estilo de vida, el cansancio, la muerte de un ser querido, un accidente o enfermedad, momentos de crisis personales, el periodo del embarazo o las alteraciones del ciclo hormonal pueden ser factores que contribuyan a la pérdida del deseo. 

En muchos casos, la falta de deseo se manifiesta en la ausencia o poca frecuencia de las fantasías sexuales. No obstante, por las causas que hemos comentado anteriormente, la persona también puede sentirse menos receptiva a masturbarse o iniciar un encuentro sexual. 

Es común creer que la pérdida de deseo obedece a un hecho fortuito e incontrolable. No obstante, la pérdida de interés sexual suele ser gradual. Las relaciones cambian y evolucionan, pero a veces las malas experiencias o la rutina sexual acaban apagando paulatinamente las ganas. También importan los detalles: lo que antes se hacía o se decía ha desaparecido, no prestamos atención al escenario, se descuida la higiene y/o el aspecto personal… 

La falta de deseo es un problema complejo. Por ello, el primer paso es hablar con tu médico/a para descartar que se trata de un problema orgánico. Si no hay ningún problema médico, el asesoramiento sexual puede ser un recurso para identificar aquellas inhibiciones y obstáculos que están impidiendo que tu deseo se active. 

Por supuesto, necesitamos algo más que buenos consejos. El deseo también se entrena. Y para entrenar el deseo necesitamos luchar contra la pereza sexual, la falta de tiempo y la resignación. La práctica es fundamental para reaprender a estimularnos y redescubrir nuestro cuerpo. Recuperar la chispa empieza por pedir ayuda, ¿hablamos?

Existe una relación directa entre la calidad de las relaciones y el bienestar personal. El vínculo con una pareja debe establecerse desde la igualdad, la libertad de elección, la reciprocidad y la independencia personal. Si los anteriores atributos están ausentes o se muestran de forma intermitente, la vinculación estará marcada por la asimetría, la desigualdad y la incertidumbre. Si tú y tu pareja tenéis dificultades en lo que respecta a estos aspectos, quizá ha llegado el momento de marcar una nueva meta como pareja: trabajar en vuestra relación, cultivar vuestro vínculo desde el buen trato, la cooperación y el compromiso. 

La falta de deseo sexual también se conoce bajo otros nombres: deseo sexual hipoactivo, falta de libido, apatía sexual, inapetencia sexual…El estrés, la rutina y/o los conflictos en la pareja, la ingesta de algunos medicamentos, la falta de tiempo, el estilo de vida, el cansancio, la muerte de un ser querido, un accidente o enfermedad, momentos de crisis personales, el periodo del embarazo o las alteraciones del ciclo hormonal pueden ser factores que contribuyan a la pérdida del deseo. 

En muchos casos, la falta de deseo se manifiesta en la ausencia o poca frecuencia de las fantasías sexuales. No obstante, por las causas que hemos comentado anteriormente, la persona también puede sentirse menos receptiva a masturbarse o iniciar un encuentro sexual. 

Es común creer que la pérdida de deseo obedece a un hecho fortuito e incontrolable. No obstante, la pérdida de interés sexual suele ser gradual. Las relaciones cambian y evolucionan, pero a veces las malas experiencias o la rutina sexual acaban apagando paulatinamente las ganas. También importan los detalles: lo que antes se hacía o se decía ha desaparecido, no prestamos atención al escenario, se descuida la higiene y/o el aspecto personal… 

La falta de deseo es un problema complejo. Por ello, el primer paso es hablar con tu médico/a para descartar que se trata de un problema orgánico. Si no hay ningún problema médico, el asesoramiento sexual puede ser un recurso para identificar aquellas inhibiciones y obstáculos que están impidiendo que tu deseo se active. 

Por supuesto, necesitamos algo más que buenos consejos. El deseo también se entrena. Y para entrenar el deseo necesitamos luchar contra la pereza sexual, la falta de tiempo y la resignación. La práctica es fundamental para reaprender a estimularnos y redescubrir nuestro cuerpo. Recuperar la chispa empieza por pedir ayuda, ¿hablamos?

Uno de los motivos más frecuentes por los que las mujeres acuden a la consulta de sexología es la dispareunia o dolor asociado al coito. El diagnóstico es importante para conocer su naturaleza y plantear posibles soluciones. Lo primero que hay que hacer es visitar a tu ginecólogo o ginecóloga. Hay que identificar si la dispaurenia se debe a un problema médico (infecciones, endometriosis, vulvodinia…). Si se descarta la causa orgánica, el asesoramiento sexológico puede ser adecuado cuando hay miedos, contracciones involuntarias de la musculatura vaginal que dificultan la penetración, problemas de lubricación, estimulación incorrecta, malas experiencias en el pasado, prejuicios hacia la sexualidad…

El dolor durante el coito puede afectar también el deseo sexual y la relación de pareja. Aunque existen otras prácticas alternativas a la penetración vaginal, cuando se toma el coito como la práctica principal, la mujer puede sentirse presionada, angustiada, culpable, incompetente y avergonzada. Estas emociones pueden tener un impacto negativo en su deseo sexual y llevar, no solo a la renuncia del coito sino de cualquier actividad erótica. 

Si tu ginecólogo/a ha descartado una causa médica, te invito a que te pongas en contacto conmigo e iniciar una valoración sobre tu caso. 

Los celos impactan en las relaciones como un círculo vicioso: el precio de la eterna vigilancia es la continua inseguridad. Esto, lejos de dar estabilidad a la relación, hace que la vinculación afectiva sea francamente vulnerable.

La gestión de los celos es una cuestión básica en todo tipo de relación, tanto en lo que respecta a las relaciones monógamas como no monógamas. Los celos son una emoción intensa donde predomina el miedo a perder a una pareja. En general, están relacionados con el sentimiento de posesión y control del otro, la inseguridad, la falta de autoestima, la desconfianza en la pareja o el miedo al abandono. Cada caso es diferente y personal.

Es importante identificar el origen o causas de los celos, así como desactivar los comportamientos y pensamientos negativos que les rodean. En cuanto a la pareja, comprende también un aspecto decisivo: recuperar la confianza.

Por su parte, la infidelidad es una circunstancia sumamente compleja. Asociamos el amor con la fidelidad y la traición con la infidelidad. Pero más allá de lo doloroso que puede ser la infidelidad, aparecen dudas sobre el propio atractivo físico, la valoración personal, los sentimientos del otro, el sentimiento de fracaso, el impacto en la estructura familiar… En muchos casos, la infidelidad abre una herida en nuestro orgullo, despierta amenazas imaginarias o nos sumerge en los sentimientos de culpabilidad y arrepentimiento.

La infidelidad puede abocar a la pareja a varios escenarios. Generalmente, esos escenarios comprenden perdonar la infidelidad y continuar con la relación o, por el contrario, rechazar la infidelidad y poner fin a la relación. Sin embargo, también cabe considerar un tercer escenario y ese corresponde a la duda: ¿perdonar o no perdonar?

En el primer caso, aun cuando la infidelidad se acepte, el asesoramiento sexológico puede ser positivo para acabar con los pensamientos polarizados, restaurar la confianza y desentrañar posibles problemas de interpersonalestras dicho acontecimiento.

Sucede que a veces, incluso cuando la persona engañada perdona la infidelidad, sigue interpretando los comportamientos de su pareja como negativos. Lo que antes era admirado y deseado tras la infidelidad se señala como superficial y decepcionante. Sí, la relación continúa, pero… ¿cuál es la calidad de la misma? ¿La persona que ha sido infiel asume la responsabilidad de sus actos? ¿Ha cambiado la intimidad sexual? ¿Tiene sentimientos de venganza o ira la persona que fue traicionada? En relación a esto, el asesoramiento sexológico puede ser útil para:

–     Analizar los motivos de la infidelidad: ¿insatisfacción? ¿venganza? ¿evitación? ¿mala comunicación?

–          Aprender a tomar perspectiva tras los hechos.

–          Poner atención a la historia común.

–          Desdramatizar el suceso.

–          Recuperar la conexión erótica.

–          Prevenir conductas de hipervigilancia.

–          Evitar el deseo de castigo del otro.

Es un trabajo duro, pero si ambos son honestos y quieren continuar con la relación, es posible superarlo y seguir adelante.

En el segundo escenario, el sentimiento intenso de decepción o lo tortuoso que resulta imaginarse a la pareja con la otra persona, puede llevar al distanciamiento y a la ruptura. Incluso, la falta de arrepentimiento por parte de la persona que ha cometido la infidelidad, el miedo de que vuelva a suceder o porque el acontecimiento resulta traumático puede llevarnos también a tomar la decisión de finalizar la relación. 

Esta nueva etapa puede estar marcada por las heridas, las decepciones y el miedo a volver a enamorarse. En estos momentos, a veces nos olvidamos de que el pasado es como un prólogo y facilita la lectura de las relaciones del futuro, haciendo que nos beneficiemos de las experiencias negativas. Si necesitas apoyo en la vivencia de la ruptura o esa ruptura está afectando al resto de relaciones (al tratarse de una relación abierta o poliamorosa), puedes contar con mis servicios. En el caso de que necesites otro profesional, también podré recomendarte opciones.

Por último, en lo que respecta al escenario de las dudas, el asesoramiento sexológico puede ser útil para conocer mejor tus expectativas sobre las relaciones, revisar las propias perspectivas ante el perdón, la reconciliación o la ruptura, neutralizar las emociones negativas y valorar qué impacto está o puede tener la infidelidad en el encuentro erótico. 

Somos seres imaginativos. De modo que, en mayor o menor medida, todas las personas tenemos fantasías sexuales. Generalmente, se inician en la pubertad y suelen estar presenten a lo largo de la vida. 

Las fantasías sexuales son representaciones e imágenes mentales relacionadas con aquello que nos excita. En nuestra mente nadie nos juzga. Los límites y las consecuencias no pertenecen al terreno de la imaginación. 

En razón de las preferencias y gustos de cada persona, existen todo tipo de fantasías: románticas, sensuales, eróticas, pornográficas… Hombres y mujeres fantasean con estímulos (por ejemplo, con una caricia o un tacto en concreto), pero también con recuerdos, personas concretas y narrativas inventadas llenas de detalles. 

Sea como sea, estas imágenes ficticias potencian nuestra vida erótica y creatividad, permiten que exploremos de forma segura y sin riesgos diferentes situaciones (¡tenemos el control de los guiones!) y contribuyen a nuestro propio conocimiento personal.La imaginación es un buen lubricante en la autoestimulación. 

Es bastante común que se confunda la fantasía con el deseo, pero se trata de cuestiones diferentes. La fantasía es una ficción y no implica que queramos llevar a la realidad aquello que solo pasa en nuestra mente. Por ejemplo, muchas mujeres y hombres tienen fantasías en las que son dominados por otra persona. No obstante, esto se queda en su imaginación y no desean ser abusados o maltratados en su vida real. Otras personas pueden fantasear con ‘perder el control’, pero eso no implica que en la vida real quieran ejercer poder o daño sobre otras personas. 

Sin embargo, cabe señalar que algunas fantasías sí pueden formar parte de nuestros deseos y puede que nos apetezca hacerlas realidad. El deseo sexual es pues, una manifestación conductual, motivada por una serie de estímulos de carácter externo (ambiental) o interno (fantasía). Por ejemplo, algunas personas pueden fantasear con tener un encuentro erótico en una playa y querer convertir esa idealización en una experiencia real.

Cuando la fantasía forma parte de nuestro deseo hay que valorar cuales son los límites y las consecuencias. Teniendo en cuenta el ejemplo anterior, cabría preguntarse sobre qué pasaría si alguien os pillara, si la persona que os descubriera fuera un menor, si la arena acabara por todo el cuerpo, incluido también en la boca y los ojos… Así pues, lo que puede ser ideal en la imaginación, puede convertirse en una situación incómoda e incluso tener consecuencias legales en la vida real. 

Muchas personas se sienten culpables o temerosas por tener fantasías sexuales. Por ejemplo, aunque pueda sonar extraño y a menudo perciba como un tabú, algunas víctimas de violación tienen fantasías en las que son dominadas y esto acaba causando mucho malestar al no entender por qué ocurre. En otros casos, fantasear con otra persona cuando tienes pareja puede generar cierta controversia personal. La situación puede tornarse conflictiva cuando confiesas esa fantasía a tu pareja y acaba afectando a la propia relación. 

Asimismo, otros problemas sexuales relacionados con las fantasías están relacionados con la frecuencia o su ausencia

Si crees que algunas fantasías sexuales están afectando a tu bienestar, así como a tu vida erótica y afectiva, te invito a que contactes conmigo. 

Para la gran mayoría de personas, las relaciones eróticas constituyen una experiencia positiva. Sin embargo, algunos hombres y algunas mujeres, independientemente de que tengan relaciones esporádicas o estables, han desarrollado algún tipo de fobia sexual.

Muchas veces ese miedo es irracional y surge de comprarse con otras personas, tener expectativas muy altas o creer que se tiene que ‘saber de todo’ en la interacción sexual. Asimismo, los temores sexuales pueden aparecer cuando se ha tenido una educación sexual restrictiva, hay una baja autoestima o existen determinados complejos físicos.

En otras ocasiones, se trata de miedos que han surgido a causa de acontecimientos pasados: malas experiencias en la cama, abusos sexuales, situaciones de rechazo, disfunciones sexuales, relaciones tóxicas…

A través del asesoramiento sexológico podemos trabajar juntos sobre tu miedo para evitar que te bloquee y poner fin a la angustia.

 La orientación del deseo es la atracción sexual, romántica, emocional y afectiva hacia otras personas. No es algo que se elige. Actualmente, la evidencia científica sugiere que los factores hormonales juegan un papel muy importante en la orientación sexual.

Se distingue entre heterosexualidad (atracción hacia personas del sexo contrario), homosexualidad (atracción hacia personas del mismo sexo) y bisexualidad (atracción hacia personas de ambos sexos). A las personas con una orientación homosexual se las conoce como gay (hombres) y lesbiana (mujeres). 

Las consultas relacionadas con la orientación sexual responden a diferentes motivos. Algunas personas no están seguras de su atracción sexual y desean obtener información para clarificar sus preferencias. En otros casos, las personas consultan porque no se aceptan a sí mismas, han sentido una atracción intensa hacia alguien de un sexo diferente a su atracción habitual o porque no saben cómo comunicarle a su familia o entorno cercano su orientación sexual(“salir del armario”).

Se trata de situaciones complejas en las que puedo brindarte mi apoyo profesional para comprender tus emociones y sentimientos. Esto, sin embargo, no quiere decir que la homosexualidad o la bisexualidad sean algo negativo.Simplemente se trata de entender y aceptar aquello que uno es, así como de aprender a gestionar la propia sexualidad e integridad ante situaciones incómodas y conflictivas.

La identidad sexual es la vivencia interna que tiene una persona sobre si es hombre o mujer. Está relacionada con el proceso de sexuación y el desarrollo evolutivo del individuo. La identidad sexual, por tanto, se distingue de la orientación del deseo, el sexo genital (interno o externo) y el rol social de género.

Si bien la identidad sexual se muestra ya en la primera infancia, algunas personas tienen dudas e inquietudes sobre la misma durante su etapa adulta. Ciertamente, es normal que preocupe el sexo (“que se es”), pues tiene una importante influencia en nuestra vida.

Por suerte, poco a poco, la sociedad va entendiendo que existen tantas sexualidades como personas. Ser hombre y ser mujer va más allá de cualquier estereotipo. ¡La biografía sexuada de cada persona es genuina!

En el caso de las personas trans e intersex, su realidad muestra una discrepancia entre lo que son y cómo son vistas por su entorno. Sin embargo, las consultas relacionadas con la identidad sexual no son objeto exclusivo de las personas trans e intersex. Así pues, es importante señalar que las personas cisexuales también pueden presentar inquietudes con respecto a su identidad sexual. 

El miedo a ‘no estar a la altura’ o salir con una pareja con más experiencia sexual puede provocar que las personas no disfruten de sus encuentros eróticos. La inseguridad, la ansiedad, la incertidumbre y la incomodidad dificultan que la atención recaiga en las sensaciones que el encuentro nos proporciona. Ante ello, la persona adopta un papel pasivo, se compara o duda de su propio potencial erótico.

La atención sexológica en estos casos no se centra en la mejora de las técnicas eróticas sino que abarca un conjunto más amplio: actitudes, valores, emociones y pensamientos relacionados con la sexualidad.

Cada vez son más las personas que viven a la vez varias relaciones de pareja de forma consentida. Bajo el paraguas de las relaciones no monógamas podemos encontrar muchos tipos de relación: swingers, poliamor, polifidelidad, relación abierta… Pese a lo atractivo y deseable que sea esto para muchas personas, estas relaciones no están exentas de conflictos. Los caminos del deseo, el enamoramiento y el apego pueden hacerse a veces un poco cuesta arriba.

Aunque en este tipo de relaciones puedan existir problemas similares a las relaciones monógamas (como por ejemplo, la gestión de los celos), también subyacen otros aspectos: dificultades para la organización del tiempo, inquietudes con respecto a los cuidados y la reciprocidad, renegociación de los pactos, actitudes tóxicas en la vinculación afectiva…

En todo caso, lo anterior no significa que la ayuda que pueda ofrecerte se centre en la existencia de un problema. Aspirar a un mayor bienestar, conocer mejor tus necesidades en cuanto a las relaciones no monógamas y saber adaptarse a los cambios pueden ser también objeto de tu consulta. 

La eyaculación precoz es unas de los problemas sexuales por las que más hombres acuden a consulta. La dificultad o imposibilidad de controlar la eyaculación conlleva a que el coito sea breve. Ante ello, surge un sentimiento de insatisfacción y el malestar por no satisfacer a la pareja o no disfrutar plenamente del encuentro erótico. Además, los problemas de eyaculación precoz pueden tener un impacto negativo en la autoestima de los hombres, propiciando actitudes evasivas en posibles encuentros íntimos o percibiéndose a sí mismos como malos amantes.

La intervención sexológica en la eyaculación precoz varía dependiendo de cada caso. Si la eyaculación precoz se debe a un problema orgánico, no podré ayudarte, pues el especialista adecuado en este caso será un/a médico. Por el contrario, si la eyaculación precoz tiene una causa psicógena, puedes solicitar mi ayuda. Podemos trabajar para que puedas acabar con el miedo al desempeño sexual, recuperar el control de tu cuerpo y redescubrir nuevas sensaciones. Conviene persistir porque los cambios necesitan de tiempo y no suceden como por arte de magia. 

Mi objetivo como sexóloga es que tu meta sea realista, pero sobre todo que aprendas a disfrutar del encuentro erótico. En el abordaje de la eyaculación precoz, será importante valorar también si la intervención es individual o es posible la colaboración de la pareja. Al no haber sido satisfecha como deseaba, la eyaculación precoz puede ser motivo de reproches dentro de la pareja. Así pues, en estos casos, es conveniente que también acuda a consulta.

La disfunción eréctil, también conocida popularmente como ‘impotencia’, es la incapacidad persistente o recurrente para lograr o mantener una erección en una relación coital. En muchos casos, cuando la erección no se consigue la persona siente angustia, abatimiento o simplemente, ‘se bloquea’. 

Se puede manifestar por causas diversas: 

  • Orgánicas: alteraciones cardiovasculares y hormonales, efectos secundarios de algunos fármacos, lesiones en el pene o en la columna vertebral, entre otras.
  • Psicógenas: excesiva preocupación por la erección y el rendimiento sexual, ansiedad, cansancio,miedo a la intimidad, temor al fracaso, autoexigencia, altos niveles de estrés, anticipación del fallo o el fenómeno conocido como ‘rol del espectador’. 

A ello hay que sumar un componente cultural: los mitos que existen sobre la virilidad. De hecho, ideas erróneas como que ‘el hombre tiene que llevar siempre la iniciativa sexual’ pueden provocar que muchos hombres no tengan expectativas realistas sobre la sexualidad. Así pues, el temor a ‘perder su hombría’ añaden más inseguridad y angustia. 

Naturalmente, los problemas sexuales no son ajenos a la pareja. Cuando un hombre tiene problemas de erección, es frecuente que su pareja piense que ‘no le desea lo suficiente’ o ‘que ya no se siente atraído’. Incluso, las cogniciones erróneas pueden ser mucho más delicadas, como creer que hay una tercera persona y que por ello la relación sexual no funciona. No obstante, en muchas ocasiones, la explicación es la contraria. Es decir, cuando más se desea a la pareja, mayor es la presión que siente el hombre ante la posibilidad de que fracase la experiencia erótica

Una respuesta comprensiva por parte de la pareja puede ser muy positiva para afrontar y poner solución al problema. En este sentido, siempre que sea posible, se recomendará la colaboración de la pareja. La intervención sexológica, más allá de fomentar la comunicación en pareja, se centrará en que la persona aprenda a disfrutar de la erótica de manera relajada y sin presión, promoviendo el conocimiento de la respuesta sexual masculina y el autoerotismo. 

¡Te espero en mi consulta online!

La palabra parafilia viene del griego, donde ‘para’ significa extraño o alterado y ‘filia’ amor o inclinación. Nuestra sociedad siempre ha demarcado una sexualidad buena (normativa) con respecto a una sexualidad mala (aquella que se salía de la norma o se desviaba de la misma). Justamente, las parafilias han caído en el lado de la sexualidad ‘más sospechosa’.

Si bien no todas las conductas relacionadas con las parafilias son un delito o ponen en riesgo la integridad de la persona o la pareja cuando son consentidas (por ejemplo, el fetichismo travestista o el fetichismo por los pies); otras sí que son un delito (es el caso del exhibicionismo o froteurismo) y pueden ser un peligro si no se controlan (pedofilia). Más allá de esto, también debe contemplarse que a menudo las conductas parafílicas están relacionadas con la evolución en la escala de valores. De modo que, conductas que antiguamente eran vistas como ‘normales’ ahora son calificadas como ‘extrañas’ y viceversa.

Algunas personas que acuden a consulta con motivo de las parafilias, suelen presentar sentimientos de culpa, angustia y miedo. A veces también piden ayuda cuando la pareja rechaza sus gustos sexuales, sus preferencias le impiden disfrutar de manera satisfactoria de su vida erótica, experimentan algún tipo de obsesión con fetiches sexuales o temen perder el control y herir a un niño (pedofilia). 

Mi rol profesional en el asesoramiento sexológico no es hacer de juez. Si has intentado por tus propios medios ‘poner orden’ a tus parafilias y no han conseguido resultados satisfactorios, quizá ha llegado el momento de que contactes conmigo y abordemos tu malestar con la máxima discreción y confidencialidad. La solución está más cerca cuando pedimos ayuda. 

Nuestra biografía sexual y amorosa a menudo viene marcada por las relaciones que establecemos, así como por sus dinámicas e interacciones. En ese proceso, pueden aflorar dudas con respecto a la relación, una posible ruptura, el enamoramiento de una tercera persona, los problemas de comunicación, discusiones frecuentes por falta de límites, cambios en los deseos

Otras dificultades que pueden provocar una crisis en la pareja son la insatisfacción en los encuentros eróticos, la falta de intimidad, los roles sexistas en la convivencia y/o la actividad sexual, dudar sobre el futuro o el sentido de la relación, la rutina, atosigar a la pareja con encuentros sociales y familiares, querer llevar siempre la razón, ceder constantemente, negar la privacidad del otro o las expectativas sobre la paternidad y la maternidad.

La vida en pareja requiere de atención, cuidados y esfuerzo. A diferencia de lo que ocurre en las películas románticas, el amor no es una combustión espontánea. Toda relación valiosa se tiene que cultivar. Cuando se deja atrás el periodo del enamoramiento y la exaltación del amor, se da paso al conocimiento realista del otro. Esto no significa que el enamoramiento haya acabado, pero sí que se ha transformado en una vivencia más consciente, donde es importante entender la individualidad de nuestra pareja y reconocer la propia. 

Asimismo, apostar decididamente por la pareja como proyecto común no está exento de malos entendidos. Por ello, cuando surge un conflicto las posibilidades que se abren en la relación son las siguientes: negarlo, no afrontarlo y afrontarlo

Puede que hablar con una desconocida sobre aspectos tan íntimos pueda ser incómodo para algunas parejas o para algún miembro de la pareja. Sin embargo, mi profesión me permite entender esas dificultades y orientar a las personas en su camino, ofreciendo posibilidades tanto para adaptarse a los cambios como para resolver los problemas

Por habilidades sociales entendemos aquellas conductas o destrezas que son eficaces y satisfactorias en las relaciones interpersonales. No son cualidades innatas ni responden a un rasgo de personalidad en el ser humano.Hablamos de comportamientos adquiridos y aprendidos.

En las relaciones sexuales, las habilidades sociales permiten que nos enfrentemos a una gran variedad de situaciones concretas de forma adecuada. En este aspecto, la utilidad de las habilidades sociales permite:

  • Identificar y comprender las emociones y las acciones.
  • Expresar los propios sentimientos, emociones y deseos sin desconsiderar o avergonzar los de los demás.
  • Comunicar las propias opiniones, intereses y desacuerdos de forma satisfactoria, aun sabiendo que no van a ser del agrado de otras personas.
  • Defender nuestros derechos sexuales y respetar los límites propios y de otras personas.
  • Comprender el proceso de toma de decisiones: analizar lo que está ocurriendo, establecer objetivos, valorar alternativas, anticipar posibles resultados o consecuencias…
  • Desarrollar un concepto positivo de uno/a mismo/a.
  • Aprender a identificar las necesidades propias y de la pareja.
  • Controlar la manifestación y expresión de emociones como la ira, el enfado o la tristeza.
  • Tomar conciencia sobre las normas de conducta, valorando qué es y qué no es una conducta socialmente aceptable.
  • Adquirir pautas para la negociación de los conflictos de una forma no violenta.
  • Desarrollar un lenguaje corporal adecuado.
  • Identificar y evitar situaciones en las que puedas estar siendo manipulado/a.
  • Potenciar el autoconocimiento emocional.

Todas las personas podemos mejorar nuestra competencia interpersonal. A veces, hombres y mujeres nos inhibimos ante ciertas situaciones relacionadas con la erótica y la amatoria. Por el contrario, otras veces nos comportamos de una forma agresiva e incluso despótica, causando malestar a nuestra pareja o saboteando la propia vinculación afectiva.

Si necesitas entrenar y/o mejorar alguna habilidad en concreto, recuerda que mi trabajo como sexóloga también puede contribuir a la mejora de tu desarrollo personal y a aquellos aspectos comunicativos, emocionales y cognitivos implicados en la relación de pareja. Además, en el caso de que necesites una atención más completa, podré trabajar conjuntamente con los profesionales que colaboran con Eunoia Sexología o derivar tu caso si fuera necesario.  

La transexualidad forma parte de la diversidad sexual humana. En nuestra sociedad sigue siendo un tabú algo tan básico (al menos científicamente hablando) como que los genitales externos no siempre determinan la identidad sexual de las personas. Aunque la mayoría de niños tenga pene y la mayoría de niñas tenga vulva, existen personas cuya identidad sexual no corresponde con el sexo asignado al nacer. 

La identidad sexual no se elige y es un proceso complejo. Nadie es niña porque se le haya educado como niña y viceversa. No obstante, sí es posible que la educación influya y condicione sus expectativas sobre el género.

Como profesional de la sexología, trato de orientar a las familias para comprender y atender lo que están viviendo con sus hijos e hijas. 

La gran mayoría de personas no ha tenido acceso a una educación sexual continuada, integral y de calidad. No es de extrañar que los aprendizajes relacionados con el sexo (‘el que se hace’) sean a menudo insuficientes. Muchas veces lo que otros nos cuentan, lo que los medios transmiten o lo que vemos en la pornografía son narraciones edulcoradas, adulteradas y desvirtuadas sobre lo que es e implica el encuentro erótico. Generalmente, el desconocimiento en el ámbito sexual no significa no saber nada sino que lo que se sabe es objeto de mitos, falsas creencias y expectativas no realistas.  

Si no queremos transmitir a los hijos e hijas una imagen equivocada sobre el sexo, ahora ya se puede contar con el acompañamiento de un/a profesional de la sexología para orientarte a la hora de hacer educación sexual desde la familia. 

Tanto los problemas de autoestima como la percepción que tenemos de nuestra imagen corporal influyen en nuestro bienestar personal. Esto puede afectar a ámbitos muy diversos de nuestra vida, entre ellos, el ámbito sexual. Las preocupaciones por el físico, los complejos, la falta de autoestima, los cambios físicos tras una enfermedad o las dudas sobre la propia valía personal pueden generar diferentes inquietudes. 

Bajo la creencia distorsionada de que ‘no somos suficientes’, afloran algunas  situaciones conflictivas: 

– Imposición de barreras o excusas para no iniciar o continuar con una relación, confundiendo con ello a una posible pareja o pareja. 

– Conductas de evitación cuando se trata de ligar por miedo al rechazo

Pérdida de confianza en la habilidad o destreza para seducir y conquistar. 

Dificultades en la intimidad y satisfacción erótica con una pareja (ya sea estable o esporádica).

– Tendencia a adoptar el denominado ‘rol de espectador’

–    Falta de deseo. 

– Sentimientos de culpabilidad.  

Si crees que el motivo de tu consulta está aquí o está relacionado con alguno de los aspectos anteriores, recuerda que puedes contar con mi ayuda y el apoyo de los profesionales que colaboran con Eunoia Sexologia.

Erróneamente se tiende a pensar que todas las personas que necesitan de asesoramiento sexológico es porque tienen una disfunción sexual o presentan algún tipo de dificultad en su vida erótica. Sin embargo, algunas personas también demandan asesoramiento sexológico porque desean conocerse, aceptarse y gozar de las posibilidades que les ofrece su cuerpo. 

El crecimiento erótico también forma parte de nuestra historia personal. Las personas no solo somos dueñas y responsables de nuestro placer sino que también tenemos derecho a disfrutar de una sexualidad plena. En ese aspecto, puedo ofrecerte algunos recursos para potenciar tu curiosidad y vida erótica. 

Otras dificultades que pueden provocar una crisis en la pareja son la insatisfacción en los encuentros eróticos, la falta de intimidad, los roles sexistas en la convivencia y/o la actividad sexual, la rutina o las expectativas sobre la paternidad y la maternidad…).

¿Hablas lengua de signos y necesitas asesoramiento sexológico?

Si hablas la lengua de signos, te recomiendo que estés acompañado/a de un/a intérprete de LSE. Por supuesto, ese acompañamiento también se puede hacer en la modalidad online y bajo la más estricta confidencialidad.

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