La práctica de tener relaciones sexuales y afectivas con varias personas no es algo estrictamente moderno. A lo largo de la historia se identifican varios modelos de relaciones no monógamas. Si bien, en el contexto actual, parece que este tipo de relaciones despiertan cada vez más interés. Hoy, con menos tabú que nunca, se habla de poliamor, relaciones abiertas, swinger o polisoltería. La curiosidad y la búsqueda de una identidad al margen de los convencionalismos románticos constituyen a menudo reivindicaciones de quienes optan por las relaciones no monógamas.
Exploremos a continuación los principales motivos para experimentar o elegir la no monogamia son:
- Inquietudes eróticas. El deseo y las fantasías sexuales constituyen el principal incentivo para probar la no monogamia. Es posible que fantasees a menudo con otra persona diferente a tu pareja o que te excite que otras personas puedan observaros mientras tenéis relaciones sexuales. Algunas parejas comparten sus fantasías y deciden abrir la relación para potenciar su satisfacción sexual, huyendo así de la rutina, pero sin romper su compromiso afectivo.
- Insatisfacción en relaciones monógamas. De la misma forma que una talla de pantalón no vale para todo el mundo, un modelo de relación no tiene por qué ser satisfactorio para el común de los mortales. Las características de la monogamia pueden hacer infelices a muchas personas, influyendo en su estado de ánimo y autoestima. Hay quien tiene otras expectativas sobre las relaciones, el compromiso, la sexualidad, la fidelidad o incluso la familia. En lugar de obligarse a vivir un modelo de relación que no les hace felices deciden, desde su libertad, optan por otra forma relacionarse, de forma honesta.
- Intereses sexuales no normativos. Algunos gustos eróticos pueden no ser compartidos en pareja. Es frecuente que un miembro de la pareja tenga deseos de travestirse o ser dominado y que el otro miembro no le corresponda en ese sentido, ya sea porque no quiere o no puede. En lugar de romper la relación, hay parejas que deciden pactar determinadas prácticas sexuales con otras personas. Se evita así la infidelidad y se reconoce algo básico: una pareja nos puede aportar muchas cosas, pero no todo.
- Crecimiento personal. Experimentar la no monogamia puede favorecer una mayor comprensión de uno mismo, de cómo se viven los vínculos, se gestionan los celos o se trabaja el apego. Las relaciones no monógamas pueden convertirse en un viaje personal donde descubrir nuevos aspectos de la sexualidad, los afectos o el placer.

Aunque la elección de las relaciones no monógamas puedes ser sumamente consciente, esto no significa que la vivencia de dicha vinculación (o vinculaciones) estén exentas de problemas, dudas o miedos. Si necesitas tú o tu(s) pareja(s) acompañamiento u orientación, no dudes en contactarme. No permitas que el amor, en sus diferentes formas y expresiones, corra el riesgo de convertirse en un (poli)drama.